Desaparezco porque me abruma lo que veo. Porque en unas
partes veo amor puro, y en otras amor falso. Porque envidio historias que
podrían dominar el mundo, y detesto el orgullo de quién se enorgullece de una
historia repleta de engaños. Me voy y estoy semanas o incluso meses sin dar
señales de vida a gente que realmente me importa, porque sé que cuando vuelva
ese tipo de personas seguirán ahí, y seguramente, si el dharma de hoy no nos
jode el karma de mañana, serán más felices.
Por lo demás, me paso horas entre nuevos descubrimientos,
entre humo, entre el verde del viento. Entre nuevas formas de conquistar el
arte y el corazón ajeno.
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